La inflación anual de México disminuyó aproximadamente en línea con las expectativas a principios de agosto, una señal positiva para el banco central mientras continúa manteniendo su tasa de interés en un nivel récord para desacelerar el crecimiento de los precios.
Los precios al consumo aumentaron un 4.67 por ciento en la primera mitad del mes en comparación con el mismo periodo del año anterior, frente al 4.78 por ciento de finales de julio, informó el Instituto Nacional de Estadística.
El resultado estuvo más o menos en línea con la estimación mediana del 4.66 por ciento de los economistas encuestados por Bloomberg, dando cierto alivio a las autoridades que mantuvieron los costos de endeudamiento en el 11.25 por ciento en agosto por tercera vez consecutiva.
La inflación subyacente, que excluye elementos volátiles como el combustible y los alimentos, se desaceleró hasta el 6.21 por ciento desde el 6.52 por ciento, manteniéndose por encima de la lectura general y del objetivo del banco central del 3 por ciento más o menos 1 punto porcentual. La métrica ha sido una preocupación persistente para el Banco de México (Banxico).
México enfrenta presiones inflacionarias estacionales explicadas en parte por los gastos de vacaciones, aunque la persistente demanda interna también está detrás de algunos de los aumentos de precios más persistentes. Los salarios más altos y el crecimiento constante también han impulsado la disposición a gastar. Esas tendencias marcan un cambio con respecto a la pandemia, cuando los shocks de oferta global impulsaron gran parte de los aumentos del costo de vida.