LA GUARIDA DE LOS DUENDES

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Por: Antonio ÁngelesFecha: 10/13/2021 05:15 P.M.
Su ambiente es apto para ser madriguera de estos seres

En Matlapa,  en un lugar conocido como “El Mango” existe desde hace muchos años un paraje rodeado de enormes árboles,  en donde afirman algunas personas que habitaron cerca de ese sitio o que solo acudieron a bañarse en las cristalinas aguas de un arroyuelo que aún existe,  fue por mucho tiempo guarida de duendes a quienes describen como pequeños hombrecitos   con sombreros anchos o con boinas.

 

SECUESTRAN NIÑOS

Asimismo,  personas que tuvieron alguna experiencia con estos seres afirman que son muy traviesos y le hacían muchas bromas a los niños menores,  a quienes engañaban con juguetes y dulces y después de ganarse la confianza de ellos, hacían que los siguieran por el monte y posteriormente los dejaban abandonados sin ropa en medio de ramas espinudas,  por lo que los padres de los niños  batallaban para sacarlos de aquellos lugares. 

 

“EL MANGO” SITIO IDEAL PARA HECHOS PARANORMALES

Este lugar denominado “El Mango”,  cuenta con todas las características para que  los duendes se establezcan ahí,   tiene una exuberante vegetación, un arroyo y arboles extremadamente enormes, que utilizan para esconderse en caso de alguna persecución, ya que se caracterizan por ser excelentes trepadores tanto en los árboles como entre las zonas rocosas del lugar.

 

SERES TRAVIESOS

Otra características de estos duendes,  es que dentro de sus travesuras apedrean las casas, y cuando sus habitantes salían a investigar qué era lo que estaba sucediendo, se encontraban con que solo eran piedras pequeñas, y en ocasiones lograban alcanzar a ver como estos diminutos entes se perdían entre el monte después de haber hecho su diablura, además de ser muy enamorados y si alguna niña  les gustaba la empezaban a cortejar obsequiándole dulces y juguetes para ganarse su confianza.

 

NO ACUDEN POR MIEDO

Actualmente, en  esta zona ya no se aprecia a personas bañándose en su cristalinas aguas como anteriormente lo hacían,  quizá por temor a ser agredidos por los fantasmas al estar invadiendo sus espacios o simplemente porque los dueños ya les prohibieron el acceso.