Julio Cesar Ramírez
Tamazunchale.- En las avenidas principales de Tamazunchale, muchos ciudadanos son deleitados por las melodías que emanan de un peculiar instrumento llamado “Organillo” el cual es traído desde el vecino Estado de Hidalgo como parte de una tradición desde las épocas porfiristas, en la época dorada de los organilleros, a estos no solo se les permitía la entrada a teatros, cines y restaurantes, sino que incluso se les invitaba. Su presencia era percibida como una experiencia grata y amena.
Ahora es una tradición que se aferra a no llegar a su extinción por lo que Agustín Gutiérrez quien es proveniente de Zempoala, Hidalgo, un municipio cercano a la capital hidalguense, Pachuca, lleva ya más de 10 años tocando y llevando a este instrumento a diferentes ciudades, él forma parte de un grupo de organilleros de Hidalgo.
En entrevista el organillero mencionó que este instrumento llegó a la Ciudad de México por primera vez en el siglo XIX, provenientes de Alemania, traídos por Porfirio Díaz para amenizar los cuarteles militares, motivo por el cual aún mantienen en representación a aquellas épocas la vestimenta alusiva al ejercito porfirista, a principios del siglo XX, las polkas fueron sustituidas por boleros y música mexicana tradicional. El aparato y sus operadores también hicieron una transición hacia las calles, las plazas, los parques y otros espacios públicos.