El país enfrenta una severa epidemia de obesidad, que tiene como contrapartida aun el consumo de comida chatarra, donde un 92.9 por ciento en un grupo de niños menores de 4 años de edad consume bebidas endulzadas (refrescos, jugos y otros similares), un 59.1% consume lácteos, mientras que sólo el 45% de las niñas y niños de 5 a 11 años consume frutas, mientras que únicamente dos de cada diez en ese grupo etario consumen verduras y leguminosas.
Además de que el 50% declara que consume botanas, dulces, postres y cereales dulces, en contraste, únicamente el 2.5% consumen semillas o nueces y el 16.3% declaró consumir habitualmente carnes procesadas.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición En 1999 reportó un 26.9% de obesidad y sobrepeso combinados; para 2006, la Ensanut reportó un 34.8%; para 2012, el indicador fue de 34.4%; en el levantamiento 2018-2019, el porcentaje llegó a 35.5%; para el levantamiento de 2020, el dato creció a 38.2%; mientras que, en el más reciente, de 2021, se tuvo un dato de 37.4 por ciento.
Los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) arrojan resultados más que preocupantes y ratifican la urgencia de hacer mucho más en la materia para frenar los devastadores efectos que tiene esa condición en la salud de la niñez y las y los mexicanos, determinando la incidencia de otros padecimientos, como la diabetes y la hipertensión, así como algunas enfermedades del hígado y algunos tipos de cáncer.
La enorme prevalencia de obesidad entre niñas y niños se extiende al grupo de la adolescencia, pues entre quienes tienen de 12 a 19 años, la prevalencia de sobrepeso y obesidad combinados alcanza el 42.9% (41.4% de las mujeres y 44.5% de los hombres).