Dulce inicio de temporada de ciruelas en Axtla

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Por: Redacción/El SurFecha: 05/29/2025 10:30 A.M.

Axtla.- Con los primeros rayos del sol filtrándose entre los cerros verdes de la Huasteca Potosina, los caminos rurales de Axtla de Terrazas comenzaron a llenarse de vida. Mujeres con canastos al hombro, hombres con machete en mano y niños correteando entre los árboles anuncian lo que para muchos es uno de los momentos más esperados del año: el inicio de la temporada de ciruelas.

Desde hace unas semanas, los árboles comenzaron a pintarse con pequeñas esferas rojas y moradas, señal de que la cosecha está lista. La fruta, de sabor dulce y ligeramente ácido, no solo adorna las ramas; representa una esperanza para las familias de las comunidades rurales que ven en ella una importante fuente de ingreso.

"Ya se siente el aroma a ciruela madura en el aire", comenta doña Teresa, originaria de la comunidad de Xoloco, mientras acomoda con cuidado las frutas recién cortadas en una cubeta. "No es una fortuna lo que ganamos, pero sí ayuda para comprar el mandado, para los útiles de los niños, para lo más necesario."

En Axtla de Terrazas, la cosecha de ciruelas no es solo una actividad agrícola: es una tradición que convoca a familias enteras. Desde la madrugada se internan en las huertas, algunas propias, otras prestadas o comunales. La jornada es ardua, pero la recompensa está en cada kilo que logran recolectar y vender, ya sea en los mercados locales, en las carreteras o incluso a compradores que llegan desde otros municipios.

"Vienen desde Tamazunchale y hasta de Ciudad Valles a llevarse la ciruela. Aquí la vendemos en bolsitas o por cubeta", dice don Emiliano, mientras señala una carretilla llena de frutas recién lavadas. "Este año parece que la cosecha viene buena."

La temporada de ciruelas, que se extiende durante mayo y parte de junio, transforma temporalmente la economía de muchas comunidades. Algunos complementan sus ingresos con la venta de productos derivados como mermeladas, dulces cristalizados o licor artesanal. Otros improvisan pequeños puestos junto a la carretera, donde la ciruela reluce bajo el sol como un tesoro colorido.

Más allá de lo económico, esta temporada fortalece los lazos comunitarios. Las familias se reúnen, los vecinos se ayudan y los saberes ancestrales se comparten entre generaciones. En cada ciruela madura hay una historia de trabajo, de esperanza y de conexión con la tierra.

Así, mientras los árboles aún están cargados de fruta y los caminos se llenan de color, la Huasteca celebra su vínculo con la naturaleza, con la tierra generosa que, año con año, les regala el dulce sabor de la ciruela y una oportunidad más para salir adelante.