En el Centro Botánico Domingo Ramón Guadalupe, el ambiente ya comienza a transformarse. Entre flores, veladoras y arreglos que llenan de color la pequeña capilla, los devotos afinan los detalles para el festejo al Cristo de la Salud, imagen que, según la tradición, se apareció en un madero en el año 2012, y que desde entonces es motivo de fe y peregrinación.
La capilla luce cada vez más concurrida. Mujeres con rebozo colocan ramos de flores frescas, mientras que otros creyentes limpian el altar donde permanece la figura. En los pasillos del botánico se escucha el murmullo de rezos, mezclado con la música de los ensayos de los cantos que acompañarán la ceremonia.
Cada año, cientos de visitantes llegan hasta este lugar, convencidos de los milagros atribuidos al Cristo, especialmente en asuntos de salud. No faltan quienes acuden con velas, fotografías o pequeñas figuras como ofrenda de agradecimiento por la recuperación de un familiar. Otros se acercan con esperanza, buscando alivio a sus dolencias.
El festejo no solo convoca a fieles de la región, sino que también se ha convertido en una expresión de identidad comunitaria. Familias enteras aprovechan para reunirse, compartir alimentos y participar en una tradición que, a poco más de una década de su origen, se consolida como parte del calendario de fe de la Huasteca.
Todo está listo para que, en los próximos días, la capilla del Centro Botánico se ilumine con el fervor de los devotos, quienes, una vez más, reafirman que en el Cristo de la Salud encuentran fuerza, consuelo y esperanza.